lunes, 17 de agosto de 2009

Don Carlos: De pelotudos a garcas


Una publicidad de la AFIP ha despertado una muy buena polémica, vemos en ella a un patrón, Don Carlos, anunciando blanqueo de personal a sus operarios, nos enteramos de los años que estuvieron negreados, vemos como les dice “Tudo bom, tudo legal, estamos contentos”

¿Qué tiene esta publicidad que ha levantado tanta porvareda?

Pareciera que ha despertado a una horda de puteadores enardecidos que antes estaban mansamente dormidos por el sopor de la rutina laboral.

Es sabido que las peores miserias del ser humano se desnudan en los ambientes laborales, donde cada persona asume el rol productivo que le sale hacer: el que agacha la cabeza o el lomo para decir sistemáticamente "si señor", el buchón, el patrón, el asesor, el que presta servicios ya sea legales, financieros, logísticos o ideológicos, etc. etc.

Y el que negrea es malo.

Puteadas al que negrea.

Todos hemos pasado por algún trabajo en negro ¿verdad? Muchísima gente tiene trabajos en negro. Sabemos bien de que se trata y nos vemos tristemente reflejados en esta publicidad.

Y la publicidad pega donde duele. Pega en el orgullo de quienes quisieran putear a su patrón negrero, y en lugar de eso lo aplauden ("¡Bien Don Carlos!"). Pega más aún en los que jamás vivaron a ningún Don Carlos pero se callaron o se callan la boca mientras son negreados.

Lo mejor de la publicidad es que también se puede sentir identificado con Don Carlos el empleador con empleados en negro. Es tan simpático este Don Carlos, parece tener una auténtica alegría al blanquear a su personal, les habla de igual a igual "tudo bom, tudo legal", se ve que no ha estudiado nada de comunicación social y se debe sentir un laburante más. ¡La alegría argentina (siempre brasilera) se despierta con el blanqueo!

¿Puedo sentirme esperanzado pensando que esta publicidad toca alguna fibra sensible en el empleador que negrea? Creo que realmente es así.

Lo que sería bueno ahora después de tanta catarsis puteadora contra Don Carlos, es que aplaudamos el trabajo actoral de Mariano Argento y a los creativos de esta publicidad que nos han movilizado tanto y veamos un poquito más allá del señalar al empleador "malo" para ver qué es lo que estamos haciendo cada uno como engranaje del sistema productivo con el tema del trabajo en negro.

Está claro que cada puteador es un empleado.

¿No estaría buenísimo que cada empleado negreado denunciara a su empleador negrero? ¡Colapsarían las receptoras de denuncias! ¿Y después, qué? Está tan arraigada la idea de que nada va a cambiar que es mucho mas cómoda la puteada, no sea cosa que encima del laburo que yugamos a diario, tengamos encima que laburar extra para concientizar garcas!

El colmo de los colmos es el que piensa "¿para qué el blanqueo? ¿para que estos del gobierno recauden más así afanan mas?" Y así es como todos morimos en el eterno círculo vicioso de votar a los garcas que después no se merecen ser apoyados en ninguna iniciativa de prosperidad.

Terminamos como siempre, señalándonos con el dedito acusador, o somos pelotudos o somos garcas.

¿Que son los boludos que votan a los garcas? "BOLUGARCOS" me contestó un amigo.

Sería bueno que dejemos de ponernos estos rótulos. Ni el garca dejará de vivir de sus negocios solo porque se le diga "garca", ni el boludo se iluminará. Trabajamos todos dentro del mismo sistema, que se sostiene por la plusvalía, o sea, nos llevamos a nuestros bolsillos menos de lo que producimos. Cada cual tiene su lugar en la cadena productiva, o en esta selva, como quieran llamarla.

Hagamos algo por nuestra dignidad, no digo siquiera que levantemos banderas de igualdad social (que estaría buenísimo), no, empecemos por lo mas básico, por la dignidad del día a día.

Es tan digno para un empleador pagar el aporte que corresponde por su empleado, como para ese mismo empleado observar que esto se realize.

Bienvenida esta publicidad que nos permite reflexionar todo esto.

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